Sofía Jiménez Castillón (trabajadora de HPO Zaragoza):
Aunque desde el gobierno y los medios de comunicación se nos vende que ya estamos viendo la luz al final del túnel, y que la crisis forma parte de nuestro pasado reciente, lxs trabajadorxs de HPO, sabemos en primera persona que esto es una burda mentira. El pasado día 22 de Abril, se nos notificó la apertura de un proceso de despido colectivo que afecta al 65% de la plantilla de HPO: es decir, a 205 trabajadorxs de un total de 324. Esta multinacional americana, que ya en tiempos de bonanza económica nunca tuvo la generosidad de compartir las millonarias ganancias que nuestro precario trabajo les reportaba, ha aprovechado esta vez la coyuntura de crisis-estafa en la que estamos instaladxs para deslocalizar el centro de Zaragoza y llevarse nuestro trabajo a centros de todavía más bajo coste salarial. Tras un mes de infructuosas negociaciones, el ERE se ha saldado con: 187 despedidxs, 22 persona mayores de 48 años adscritas a un plan de rentas y 11 recolocaciones. Triste balance final, si analizamos en detalle cómo ha sido el devenir de este proceso de despido colectivo.
En el ERE presentado por HP, ni siquiera alegaban causas económicas, pues se trata de una empresa con beneficios millonarios. Entonces, ¿por qué se quería mandar al paro a 205 personas, condenándolas a un futuro de exclusión social, si se trata de un centro rentable? Pues porque la deslocalización permitirá que el margen de beneficio que se embolsará HP en un futuro sea muchísimo mayor. En pocas palabras, esto sólo puede denominarse codicia, un ansia desmesurada de ganar más y más dinero a costa de jugar con las vidas y el futuro de tantas familias. Codicia amparada y legalizada por la reciente reforma laboral del gobierno del PP que permite que las multinacionales hagan EREs sin necesidad de justificar pérdidas económicas. Por desgracia, la ley no está del lado de lxs ciudadanxs, sino de los mercados, lo que queda de manifiesto al permitir que la impunidad, el saqueo y la falta de ética empresarial sean legales en nuestro país. Gracias a la reforma laboral, la casta empresarial de este país se ha quitado las caretas y se relaciona con lxs trabajadorxs como lo que se creen que son, nuestros amos y señores. Los mismos empresarios que no tienen reparo en recibir millones de euros de dinero público que salen de nuestros bolsillos como contribuyentes, son los que nos acusan ahora de parásitos y nos mandan a la calle, porque les sobramos y molestamos.
Ante semejante injusticia qué podíamos hacer, ¿aceptar sus migajas y pactar en silencio, sin molestar a una multinacional que lo que más cuida es su imagen pública? Eso es lo que quería la empresa y, por desgracia, lxs representantxs de algunos sindicatos (CCOO y el sindicato corporativo AIT), que aun diciendo estar profundamente en contra de la reforma laboral, la asumen, acatan y aplican con una naturalidad apabullante. Pero, ¿Cómo puede un sindicato negociar y legitimar así un ERE cuando no hay causas objetivas para el mismo? ¿Cómo puede un sindicato apelar al discurso del miedo para silenciar y desactivar a una plantilla? ¿Cómo puede un sindicato decir que la presión a la empresa no sirve para nada? Esto les sitúa, ineludiblemente, a la altura de la falta de ética que demuestra una empresa que no habla de personas, sino de recursos, y que no habla de despidos, sino de salidas, para lavar su conciencia y no tener que enfrentarse a las crudas consecuencias de sus actos: más paro y más pobreza para la gente común, es decir para el 99%. Esto pone de manifiesto, una vez más, que su riqueza es nuestra pobreza.
Callar y transigir era hacer el juego a una empresa que busca comprar voluntades ante lo que es injustificable. Pese a ello, lxs trabajadorxs de HP nos hemos tenido que enfrentar a unos sindicatos que ni siquiera han puesto en cuestión la legitimidad de semejante atropello, entrando a negociar este ERE desde el minuto uno de espaldas a la opinión de la plantilla, con el falaz argumento de que ellos nos representan, o sea, nos suplantan y piensan por nosotras. Es muy triste comprobar cómo los ERES se han convertido, hoy en día, en un sucio negocio en el que todas las partes implicadas obtienen algún beneficio, mercadeando así con la miseria humana. Incluido los sindicatos, que cobran elevadas sumas en concepto de asesoría o que firman los ERES a cambio de obtener prebendas de todo tipo. Por no hablar de las empresas aseguradoras, que han encontrado un nicho de empleo en la gestión de los prejubilaciones o planes de renta, o las consultoras, contratadas por las empresas que hacen EREs para dar cursos de cómo encontrar trabajo, aconsejando sandeces tales como que para encontrar trabajo es imprescindible que refuerces tus contactos sociales, por ejemplo, apuntándote a un gimnasio.
Lo que hubiéramos querido muchxs trabajadorxs de HP, por el contrario, es que ante la impunidad y la ciega codicia de HP hubiéramos reclamado y luchado TODXS juntxs y con determinación por nuestra dignidad como trabajadorxs y como personas. Pero tristemente no ha podido ser así. Lo que no significa que muchxs de nosotrxs no hayamos luchado por evitar el ERE o dar visibilidad en la calle al conflicto laboral, sino que este proceso de negociación del ERE o de redacción de propuestas no ha estado protagonizado en ningún momento por la plantilla. Una parte considerable de la misma ha delegado ciegamente sus funciones en unos representantes sindicales que más que representarles les ninguneaban. Otra parte, bastante numerosa pero no mayoritaria de la plantilla, sí que hemos querido protagonizar este proceso y participar en él, cuestionando la legitimidad del ERE, apelando a la lucha, lanzando propuestas muy elaboradas que mejoraban las presentadas en la mesa de negociación por los sindicatos, analizando además, en profundidad, las causas últimas a las que respondía este ERE e imbricándolas con la expropiación cotidiana que sufrimos lxs ciudadanxs de los pocos bienes comunes que nos quedan. Pero, por desgracia, se nos han cerrado las puertas a cal y canto, apelando al discurso tecnócrata de que ya están los sindicalistas para estos menesteres, para resolver tus problemas sin preguntarte, porque tú no eres un experto como ellos. Porque la participación de lxs trabajadorxs en la toma de decisiones lleva, inevitablemente, a que algunas estructuras sindicales, carentes de valores democráticos y totalmente dependientes del poder económico y político, vean tambalearse su poder. Lo de “mandar obedeciendo”, que exigían lxs zapatistxs, no va con ellos.
Es de justicia reconocer, que lxs trabajadorxs autoorganizadxs sí hemos contado con el apoyo incondicional de lxs representantes de CGT, que en todo momento exigieron la retirada del ERE y apelaron a superar las barreras que se interponen entre representantes y representados. Este sindicato, aun siendo el más votado en las últimas elecciones sindicales (6 delegados de un total de 13), está en minoría frente a la alianza de los otros dos sindicatos con representación en el comité de empresa (CCOO y AIT). De hecho el comité de HPO ha funcionado durante todo el período de negociación del ERE al margen de la CGT, alegando para ello que al estar en minoría, ninguna de sus propuestas iban a ser aceptadas por el comité. Este órgano colegiado ha estado secuestrado, en consecuencia, por unos tecnócratas que han visto recompensado su buen hacer obteniendo algunos de ellos más que dudosos ascensos. A buen entendedor, pocas palabras bastan.
Pero, ¿acaso podemos seguir permitiendo como trabajadorxs que alguien que dice representarnos no nos consulte los asuntos que se proponen en una mesa de negociación ni nos escuche activamente, cuando lo que se está decidiendo es nuestro futuro? La respuesta es no, porque ya es hora de que lxs trabajadorxs pongamos en cuestión a unas cúpulas sindicales y unas formas de hacer que son sólo correa de transmisión de la lógica neoliberal. ¿Acaso podemos seguir permitiendo como ciudadanxs que el poder político haga oídos sordos a las demandas de unxs trabajadorxs que se están jugando su sustento, y no intervenga en un conflicto con una multinacional que, además, ha recibido numerosas subvenciones (algunas por crear empleo estable) y que tiene contratos en la actualidad con la DGA? La respuesta también es no, porque a los trabajadores de HP nos ha quedado suficientemente demostrado que la clase política sólo representa sus propios intereses y los de la economía financiera.
Mientras esperamos pacientemente nuestro despido, una certeza se hace presente: otra forma de entender la política y el sindicalismo no sólo es posible, sino muy necesaria. Queda mucho trabajo por delante, mucho por hacer, pero no lo pospongamos por más tiempo, es nuestra responsabilidad empezar aquí y ahora. Ya no sólo por nosotras y nuestro sustento actual, sino porque debemos dejar a nuestros seres queridos un mundo mejor, un mundo en el que merezca la pena vivir y procurarles así una vida que merezca la pena ser vivida. Esta derrota no nos pone tristes, al contrario, nos ha enseñado mucho y también nos ha empoderado. No nos gustan las multinacionales, queremos apostar por el buen vivir, por la economía social y por un mundo más justo. No tenemos ningún miedo.