Hoy Pedro Sánchez ha reconocido al autoproclamado presidente de Venezuela, Juan Guaidó, para que convoque elecciones presidenciales. Una decisión preocupante que no responde a derecho internacional y a la no injerencia en asuntos extranjeros como mecanismo para garantizar la soberanía de un país.
Todos somos conscientes de que Venezuela vive una situación complicada fruto de una crisis económica y política, pero ninguna de ellas son excusa para dar un golpe de Estado.
Se puede ser crítico con la gestión de Maduro y a la vez entender que autoproclamarse presidente en una manifestación subido a un escenario no es un procedimiento democráticamente válido.
Trump, el Presidente que sacó a EEUU del acuerdo contra el cambio climático, que rompió el marco de las negociaciones de paz en Oriente Medio y el acuerdo nuclear en Irán, respaldó a Guaidó desde el primer momento. Es una decisión unilateral, peligrosa y de una gravísima irresponsabilidad, que busca propiciar un enfrentamiento civil.
Está claro que a Trump, quien aborda las migraciones en la región construyendo muros y encerrando niños y niñas en jaulas en la frontera, no le importan los derechos humanos ni la democracia en Venezuela. Solo le importa controlar las mayores reservas de petróleo del mundo, y en sus propias palabras: “está dispuesto a ir a la guerra para conseguirlo.”
Nos parece muy grave que el Presidente de España, vulnerando el derecho internacional, reconozca como presidente a alguien que no ha pasado por las urnas y que se ha autoproclamado como tal violando la Constitución y las instituciones del país.
Es inaceptable que los Presidentes de los gobiernos europeos pasen por encima de la legalidad internacional y del Consejo de Seguridad de la ONU para injerir en asuntos de otro Estado.
Nos parece muy preocupante que un actor internacional tan importante como la UE, en vez de apostar por el diálogo y el consenso como herramientas para profundizar las democracias, caiga en la estrategia geopolítica y en los intereses económicos de Trump.