Afrontamos un 1 de Mayo diferente, confinados y confinadas en nuestras casas por una pandemia, pero igual de reivindicativo y más conscientes que nunca de la importancia de defender los derechos de los trabajadores y trabajadoras. Este año no estaremos en las calles y plazas exigiendo políticas justas, derechos y gritando que los rescoldos que nos dejan no son suficiente para tener vidas dignas. Este año lo exigiremos desde nuestras casas.
La crisis generada por el COVID-19 no sólo ha puesto en aprietos a la sanidad, sino que también está generando daños colaterales en el ámbito económico y en el ámbito social. No olvidamos que la gestión de la pasada crisis financiera de 2008 significó un duro golpe para las familias trabajadoras: desempleo, reducción de salarios, pérdida de poder adquisitivo, desahucios, recortes y debilitamiento de los servicios públicos. Todo ello al tiempo que grandes propietarios, banca y rentistas veían aumentar sus cuentas. No olvidamos aquella nefasta gestión de la crisis que supuso un aumento de la brecha social y más diferencias entre quienes más tienen y quienes menos.
Enfrentar una nueva crisis con una sociedad más desigual no es un buen punto de partida, nos hace jugar con una mano atada a la espalda, pero hemos aprendido del pasado para no volver a caer en las mismas políticas y en los mismos errores. La construcción de un fuerte escudo social por parte del Gobierno de coalición no sólo significa un cambio de paradigma en la gestión de las crisis económicas y sociales, sino que de facto sienta unas bases importantes para proteger a la gente corriente, a las familias trabajadoras, de ahora en adelante, porque demuestra lo que ya decíamos: que sí se pueden hacer las cosas de otra manera, que era cuestión de voluntad política.
Desde los gobiernos central y autonómicos donde está Podemos se han impulsado medidas fundamentales para respaldar y fortalecer a los más vulnerables. Frente a los despidos masivos que propició la reforma laboral del PP, se ha protegido el empleo fomentando los ERTE; frente a los desahucios se han impulsado ayudas al alquiler y moratorias en el pago de las hipotecas; frente a la pobreza energética que lastró a muchas familias, se han impedido los cortes de suministros. También se ha apostado por el teletrabajo y por la conciliación, porque sabemos que los cuidados son el pilar central de nuestra sociedad. Y todo esto al tiempo que se han impulsado prestaciones para todas las personas afectadas por ERTE, incluídos los trabajadores y trabajadoras que no tenían derecho a paro y sin que sea descontada de la prestación por desempleo acumulada. Pero no sólo eso, también se han protegido a colectivos vulnerables como trabajadores temporales, trabajadoras del hogar o trabajadores autónomos, colectivos históricamente olvidados.
Se han dado pasos muy importantes, que desde Podemos celebramos, para cubrir las necesidades de la gente trabajadora, pero somos conscientes de que no es suficiente y que se debe continuar ampliando la protección social para no dejar a nadie atrás. Es imprescindible dar recorrido y territorializar el escudo social conformado por el Gobierno de España para proteger a la gente corriente y trabajadora de los impactos económicos y sociales.
Para que ningún ciudadano ni ciudadana de este país se quede atrás y para garantizar que esta crisis no a pagan los de siempre debemos seguir apuntalando el escudo social. Para ello es prioritario impulsar un Ingreso Mínimo Vital que permita que la ciudadanía no caiga en situaciones de desesperación y que garantice que todas las familias cuentan con un ingreso mínimo que les permita llenar la nevera.
No podemos permitir que esta crisis vuelva a llevarse por delante a muchas familias, a dos generaciones, a los jóvenes sin oportunidades y a los mayores que tienen que sostener a sus familias con su pensión, o a las mujeres, condenadas a más desempleo y más precariedad.
Aunque este año no podamos salir a las calles, desde Podemos Aragón reivindicamos, más que nunca, unas condiciones de vida y de trabajo dignas. Sólo así seremos capaces de superar esta crisis, avanzando hacia una sociedad más justa, más solidaria y en la que nadie se queda atrás.