Decía ayer el presidente Lambán que hay una anomalía aragonesa con los presupuestos del 2017. Vamos a comprobar si esto es así.
Echando un vistazo rápido a qué ocurre en las comunidades gobernadas por el PSOE, vemos que en cuatro de ellas, Andalucía, Asturias, Cantabria y Extremadura, el PSOE de la Gestora ha alcanzado acuerdos con PP y Ciudadanos para las cuentas del año que entra.
Por otro lado, tenemos acuerdos presupuestarios en Castilla La Mancha, Baleares y País Valenciano. Las dos últimas son Comunidades en las que hay un acuerdo de legislatura suscrito por PSBI (socialistas de Baleares) con Més y el apoyo puntual de Podemos, y PSPV (socialistas valencianos) con Compromís y el apoyo puntual de Podemos, respectivamente. En ambas Comunidad, al contrario de lo ocurrido en Aragón, los socialistas han rechazado pactar políticas con la derecha.
En Aragón, tenemos al único Gobierno que no ha presentado nada parecido a un proyecto de ley. Recordemos que Podemos se lo ha puesto fácil, ya que solo hemos puesto dos condiciones: un Plan de Empleo de 135 millones de euros y que se traigan los presupuestos a las Cortes para negociarlos donde creemos que se tiene que hacer, en sede parlamentaria.
Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido en el resto de Comunidades, el Gobierno de Aragón no solamente no cede a ninguna de las propuestas que le piden otros grupos para negociar, sino que ataca sistemáticamente a Podemos, con quien dice que quiere aprobar los presupuestos. No entendemos qué sentido tiene agitar la bandera del miedo a la prórroga ante la ciudadanía.
Tanto en las Comunidades en las que el PSOE pacta con el PP como en las que lo hace con las fuerzas del cambio, hay una diferencia que sí es esa «anomalía aragonesa»: allí el PSOE tiene una idea más clara de qué hacer y con qué aliados. La «anomalía Lambán» consiste en que, como nuestro presidente no sabe qué políticas quiere hacer, se encastilla en la prórroga, que por lo menos hace sonreir a Montoro.